Las empresas tienen que innovar para seguir siendo competitivas o relevantes. La innovación consiste en aportar algo nuevo, una característica, un servicio, un producto, una forma de hacer negocios. Nuevo significa diferente, y eso exige cambiar la forma en que se hacen las cosas hoy.
Cuando las empresas quieren cambiar, hay varias tácticas que pueden adoptar para llevar a cabo ese cambio. Y hacer pruebas, comúnmente conocidas como pilotos, es una de esas tácticas.
Un "piloto" se refiere tradicionalmente a alguien que guía con seguridad un barco o un avión por territorios inciertos o desconocidos. En los negocios, un proyecto piloto explora aguas no probadas, ayudando a las partes interesadas a comprender cómo funcionará una nueva idea, producto o proceso antes de comprometerse a un lanzamiento a gran escala.
"Reducir el riesgo de fracaso en toda la organización probando la idea en un entorno pequeño y controlado, de modo que puedas perfeccionar tu solución antes de lanzarla”
Los pilotos se utilizan para reducir el riesgo, pero también son un proceso útil para educar y guiar al equipo a través de un cambio de mentalidad. Estos cambios llevan tiempo, y el piloto puede proporcionar la estructura para este cambio.
Según nuestra experiencia, si los proyectos piloto se diseñan para reducir el riesgo, atraer a los equipos y escalar las innovaciones, ¿por qué seguimos viendo que la gran mayoría de las marcas pilotan proyectos circulares dentro de un negocio lineal, en lugar de una versión escalada de un negocio circular?